No tenés que cambiar de billetera.
Tenés que tener una que no quieras cambiar nunca.
De esas que aguantan el trajín, los días de lluvia, los tickets arrugados y las monedas que ya ni usás.
Hechas a mano, con cuero de verdad, del que no pide permiso para envejecer bien.
Costuras firmes, diseño simple y práctico.
Nada de rellenos inútiles ni logos que gritan.
Acá la estrella es el cuero.
Y la historia que se va escribiendo con cada marca, cada doblez, cada uso.
No vendemos billeteras.
Hacemos pedacitos de oficio que entran en el bolsillo.
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