No todo lo hecho a mano es artesanal.
Pero esto sí.
Esta billetera fue pintada a mano, una por una. Marrón con matices, con profundidad, con esa calidez que no sale de una máquina.
Y al frente, un grabado que cuenta: una palmera, un suelo, un pedazo de paisaje que llevás con vos a donde vayas.
El cuero es noble, grueso, firme. Del que envejece con dignidad y gana carácter con cada día de uso.
Las costuras están hechas con calma. Sin apuro. Como todo lo que vale la pena.
Tiene lo justo: espacio para billetes, tarjetas, y lo esencial.
Y todo envuelto en una pieza que no se parece a ninguna otra.
Esta billetera no es solo un objeto.
Es una postal en cuero.
Es para los que saben mirar los detalles.
Para los que valoran el trabajo del que deja marca, literal y simbólicamente.
Y cuando la tenés en la mano… ya sabés que no se va a quedar guardada en un cajón.
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